El miércoles pasado, día 11 de junio, fue el día internacional del juego. En este día se le da importancia a la enseñanza de los más infantes a partir del juego y su acceso a éste. Los juegos, sobre todo los de mesa, han estado en mi vida desde que tengo uso de razón: desde el Monopoly hasta el hundir la flota, el Trivial y el Risk.
En general, los juegos son VITALES (en mayúscula y negrita) no solo para el crecimiento personal de los niños, para su aprendizaje y su creatividad, sino ya más a índole personal para la creación literaria. Son inspiradores, más cuando estás con amigos que te ayudan a crear universos a través de elecciones y dados.
Son muchos los que han influenciado lo suficiente en mi vida como para decir que han sido parte indispensable en mis creaciones literarias, pero quiero destacar dos en particular que han sido testigos de muchos de los mejores momentos de mi vida, muchas risas y, sin duda, muchas historias.
Lobos de Castronegro, un juego de cartas francés (me cago en mi estirpe) cuya premisa es la siguiente: los aldeanos de Castronegro deben averiguar mediante debate quién o quiénes son los lobos que se esconden entre ellos. Cada noche que el pueblo duerme, los lobos matarán a un ciudadano, y cada mañana votarán por matar al que crean que es el sospechoso.
Este juego se puede jugar con una baraja de cartas cualquiera, pero el juego de cartas oficial es muy bonito. Lo más divertido, a parte de los distintos personajes a parte de los lobos, como el alcalde, cupido, la niña o el cazador, es el conflicto que se puede derivar entre los ciudadanos (jugadores) que se meterán en el papel.
He jugado mucho a los Lobos de Castronegro y siempre me ha inspirado tanto durante el juego como en relatos cortos fantásticos. Si tienes oportunidad de jugar con tus colegas, hazlo, no te arrepentirás.
He jugado a Dungeons and Dragons, La Leyenda de los Cinco Anillos, Anima, Séptimo Mar, La Leyenda de Chtulhu… Muchos juegos de rol, pero al que le he dedicado más horas y más creaciones de personajes y más historias es, sin duda Vampire:The masquerade. Habré hecho campañas de más de 100 horas sin exagerar, habré sido el maestro del calabozo más veces que jugador, y aún así sigue pareciéndome una maravilla.
Con una ficha que usarás para crear tu personaje a partir de puntos genéricos, te meterás en el papel de un vampiro que intentará sobrevivir del tedio de la inmortalidad y de la guerra entre clanes por el amplio territorio de Estados Unidos. Con un máster que dirigirá la partida y un grupo de entre 3 y 5 jugadores, podrás crear una partida de rol que se puede convertir perfectamente en una historia jamás contada.
Tengo que presumir de algo, y es que hace un par de años dirigí una de las mejores partidas de vampiro, donde un grupo de chupasangres en la Londres Victoriana eran contratados por el príncipe vampiro de la ciudad para encontrar al mismísimo Jack el Destripador…
Los juegos están ligados a la escritura, si sabes cómo hacerlo. Son una fuente de inspiración constante y vital, a parte de la distracción que suponen para un día de trabajo arduo.
¿Saben quién esta ahora en un juego literario? El mismísimo
, que participó en la partida de rol que comenté de Vampiro y puede dar fe de que estuvo increíble. Aún están a tiempo de pasaros por aquí para crear al nuevo personaje para su historia basada en Caminos de Vuelta. ¡A seguir!Si te has acordado de alguien leyendo esta publicación, dale a este botoncito.
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Doy fe, aquella partida fue la hostia ♥️⛈️
Gracias por la promooo, que vengan todos siguiendo el sonido de la flauta 🐵