Poco y nada me gusta de Francia. Soy de los que piensan que, si hay algo que haya hecho un francés, un español lo hizo mejor ya. ¿La torre Eiffel? Pf, la Giralda. ¿El cruasán? Por favor, cómete un buen fartón. ¿Frédéric Bazilie con su forma y color? Eso ya lo hacía Goya en las paredes de su casa, papá. Esto es así, es un hecho histórico-biológico-científico.
Hoy vengo a hablar de una novela francesa (me cago en todo), pero es que Mathias Malzieu, en el 2007, publicó una de las obras más bellas jamás escritas en habla francófona. Se trata de La mecánica del corazón, primer título del francés que se aventuró a la literatura después de triunfar en la música con su banda Dionysos.
Cuando leí esta obra tenía dieciséis años, un crío, vamos, además un crío que tenía completamente romantizada la idea del amor. Aún recuerdo cuando compré el ejemplar en el Tajo Anglosajón (no pongo el nombre original de la galería por si me denuncian), estaba enamorado, iba a regalarle ese mismo libro a la chica que me gustaba, ¡estaba hasta sonando nuestra canción en la radio! Todo parecía perfecto.
Nunca le regalé ese libro, puedes imaginar cómo acabó la historia. Dejé esta novela aparcada a un lado, ya fuera por rencor o por tristeza, hasta que un día me dio por leerla. Menos mal que lo hice, ya que estaba contando la historia de mi vida (en ese momento exacto, claro)
Era el día más frio del mundo y Jack tuvo la mala suerte de nacer ese mismo día con el corazón completamente congelado. Su madre, temerosa de no poder salvarle, lo entrega a la más bruja que doctora Madeleine para que lo salve y, para que la criatura pudiese sobrevivir, coloca en ese congelado corazón un reloj de cuco. Cuando crece, le dice a Jack que tiene que seguir tres normas claras para que su corazón siga funcionando: no tocar las manecillas, controlar la ira y nunca y por ningún motivo REPITO nunca y por ningún motivo enamorarse.
Pero claro, Jack es un joven que quiere saber qué hay más allá de la casa donde vive, y mientras visita el pueblo más cercano, se queda prendido de una bailarina andaluza medio ciega de nombre Miss Acacia que estaba de gira por Europa.
¿Decide Jack seguir las normas para que su corazón siga funcionando? Claro que no. En su lugar, comienza una aventura en busca de Acacia junto con un inventor loco y con el tiempo en su contra, ya que las normas, como todo joven hace, están para romperlas aunque a veces te puedan salvar la vida.
La mecánica del corazón no es solo una historia de amor, es una opera prima que se lee y se escucha, literalmente, ya que su autor publicó junto con el libro una banda sonora para cada capítulo. Te pongo un ejemplo aquí debajo de una de sus canciones, una de mis favoritas de hecho, titulada tais-toi mon coeur, o en español, calla mi corazón.
La novela trata sobre romper la crisálida de los miedos, la importancia de seguir tu instinto por loco que parezca y si al final nada resulta como quieres al menos te llevas una experiencia, ¿dolorosa? Sí, casi siempre, mas experiencia. O al menos eso me enseñó a mí. Si tuviera que darle una nota, sería un solidísimo 8, ya que a veces la trama principal se disipa en una aventura que intenta ser quijotesca, pero se queda a las puertas y no llega a sancha. Eso y porque la escribió un francés.
En fin, hasta el domingo que viene, ¡A seguir!
Si te has acordado de alguien que podría gustarle este libro, ¡mándale esta reseña!
Si has llegado de casualidad, dale a este botoncito