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-Jesús me ha dado una misión, ¿sabes?
-¿En serio? ¿De qué se trata?
-Es algo difícil de explicar... Quiere que escriba el futuro.
Me serví otro vaso de agua gasificada y lo apuré despacio. La recepción estaba vacía, el conserje estaría encargándose de la piscina o del enorme jardín que había en la parte trasera de los edificios, así que solo me senté en uno de los sillones negros y miré a Casandra, que caminaba en círculos, pensativa, pálida.
-Te vas a marear -bromeé.
-Me va a explotar la cabeza.
Suspiré y terminé el vaso de agua. Era normal, acababa de añadir a toda la información que le había dado un evento que no solía presenciar un ser humano común. Si contaba aquello a cualquiera, le dirían que era carne de psiquiátrico. Arrugué el vaso de cartón con una mano y lo tiré a la papelera. Me quedé observando por la ventana que daba al jardín trasero y volví a mi asiento, paciente.
-¿A qué se supone que estamos esperando? -preguntó entonces Casandra.
-Juan siempre ha sido un toca cojones de manual, pero entrará en razón.
-¿Cómo estás tan seguro?
-Ya lo verás, no seas tan ansiosa.
Miré la hora en mi muñeca, me incorporé por tercera vez me dirigí al ascensor. Volvimos a entrar y pasé la tarjeta como había hecho antes. En lo que subíamos miré a la chica y me atreví a preguntar:
-¿Por qué me has seguido?
Guardó silencio unos segundos, los suficientes como para, cuando fue a contestar, que las puertas se abrieran a la casa. Tenía curiosidad por saber como aquella mujer transexual, científica, que seguramente pondría la razón por encima de la fe, estaba allí. Quizás era para intentar desmontar toda una mentira inventada propia o, por el contrario, era para ver si todo aquello era cierto. Ya se lo preguntaría en cuanto acabase, ya que tenía cosas más importantes que hacer.
Salí del ascensor y me acerqué a Juan. Estaba apoyado en una pared invisible, justo donde estaban las marcas en el suelo hechas con mi propia sangre ya quemada. Si ya mi viejo amigo tenía un aspecto deplorable, con la piel pegada a los huesos como si fuera un cadáver reanimado, ahora esa misma piel se había ennegrecido, los ojos antes blancos de ceguera ya no estaban, ahora solo habían dos huecos vacíos y el poco cabello que le quedaba que había caído del todo, su craneo ahora solo estaba lleno de verrugas marrones.
-Mándame de vuelta -imploró.
Me acuclillé delante de él y junté las manos, le sonreí y hablé:
-Entonces, viejo amigo, dime lo que quiero saber. Entonces estaré encantado de mandarte con nuestro creador.
Juan bajó la cabeza, exhausto, apunto de desmoronarse en una nube de ceniza. Sabía que, si seguía así, desaparecería y no metafóricamente, se convertiría en una nube de nada y su alma acabaría ahí encerrada, para siempre, sin posibilidad de ir a ningún lado. Si no hay cuerpo, no hay cielo, es una de las trampas de Dios.
-No puedo decírtelo... Está todo aquí... Por favor...
Mientras hablaba y le enseñaba el libro, la lengua se le desprendió de la boca. Puse cara de asco y escuché detrás de mi arcadas y algo viscoso caer al suelo. No pensaba girarme para ver como la mujer había vomitado sobre mi precioso parqué. Miré el libro, entorné los ojos fijamente y con el dedo índice de mi mano derecha, deshice la cárcel de sangre que había encerrado a quien una vez llamé hermano.
-Abire. Mea voluntas.
Mi palabra se hizo poder y San Juan, uno de los favoritos de Jesús, desapareció en un fogonazo de luz cegadora. ¿Veis como no soy tan malo? Si lo fuera, habría dejado que el capullo aquel vagara por la ciudad en forma de espíritu y se metiera en alguna ermita abandonada. Sí, de esas que salen en la televisión que se supone que están encantadas. En el sitio solo dejó el libro que aferraba antes con las manos esqueléticas. Dijo que estaba todo ahí, ¿no? Tomé el libro y me puse en pie, me giré y miré a Casandra, que parecía estar luchando por no vomitar otra vez.
-¿Y tú trabajas con muertos? Anda, vámonos.
Me dirigí al ascensor seguido de la mujer. Veamos qué decía el Apocalipsis.
Si te has acordado de alguien mientras leías Iscariote, ya sabes.
Si por el contrario, acabas de llegar, ponte al día y dale a este botoncito.